Valve al fin pone sus cartas sobre la mesa
Escribo estas líneas después de la resaca de los anuncios del nuevo hardware del ecosistema diseñado por Valve para Steam y SteamOS.
Era un secreto a voces que Valve iba a anunciar algo a no mucho tardar por que los rumores llevaban un tiempo sucediendose con detalles que dejaban poco margen de dudas. Las últimas filtraciones del aspecto del nuevo Steam Controller fue el detonante, y toda la industria estaba espectante ante lo que podía ser un dispositivo de hardware para jugar en el salón de casa, aunque algunos creíamos que Valve jugaba al despiste ya que desde hace tiempo se sabía por ciertas filtraciones que en lo que realmente estaban avanzando era en un dispositivo para RV (Realidad Virtual) con nombre en clave Deckard.
Todo era confusión y especulaciones, hasta que Valve puso la plaza boca abajo un miércoles por la tarde.
Y no fue un dispositivo, si no tres a la vez confirmando que lo del “Valve Time” siempre ha sido una seña de identidad, cosa que explicaré un poco más adelante. Pocas empresas hay que muevan la mirada de toda una industria con un simple anuncio. Un miércoles por la tarde.
Dejando los aspectos técnicos de lado (hay ya infinidad de información corriendo por la red al respecto) quiero centrarme en lo que implica lo que Valve va a lanzar a principios del año que viene (2026).
En primer lugar, Valve sigue en su empeño de consolidar un ecosistema propio que le permita depender de si misma en el negocio que la ha hecho grande: editar y distribuir software para el entretenimiento. Todo se reduce a esta máxima, y en ello están desde hace al menos 10 años. Algunos ya lo vimos venir allá por 2018, y parece que tomaron buena nota.
Con el lanzamiento de su propia Steam Machine, el nuevo Steam Controller y las Steam Frame se cierra el círculo que comenzó con el lanzamiento de la Steam Deck, y todo centrado bajo su propio sistema SteamOS. El triunfo de la portatil de Valve fue el empujón que necesitaban para ir con todo en esa dirección, y con la que consiguieron al fin terminar con la dependencia de cualquier otro sistema a la hora de ejecutar videojuegos. Y todo gracias a Linux, Mesa, Proton, Vulkan, Plasma, Arch y un largo etcétera que nos llevaría un buen rato enumerar aquí.
Y digo bien, cualquier otro sistema por que hay un detalle no menor en el que muchos aún no han caído: Steam Frame ejecuta SteamOS sobre una arquitectura ARM.
Pero volvamos al principio. El anuncio del nuevo hardware es la confirmación de que Valve mira mucho más allá de lo que otros apenas vislumbran. La visión de futuro que tienen sobre la industria del videojuego no tiene parangón, y se demuestra en que donde otros se quedan en un quiero y no puedo, ellos avanzan, a veces incluso tropezando como con las primeras Steam Machines pero sin darse por vencidos. Sabían que su estratégia era la correcta, y por eso volvieron a ella sin prisa, pero sin pausa. El Valve Time Les ha llevado casi 10 años, pero aquí estamos de nuevo.
Habrá quien opine que todo esto está muy bien, pero aún no ha salido el nuevo hardware, ni siquiera sabemos el precio de cada dispositivo y sin embargo ya estamos lanzando las campanas al vuelo. Es cierto que gran parte del éxito del nuevo hardware dependerá de que consigan posicionarlo en una relación calidad/precio/potencia fuera de toda duda. Pero tampoco me cabe duda de que si lo consiguen el éxito está asegurado.
Otros argumentarán que el hardware no es lo que esperaban, que el mando es feo o poco ergonómico, que a la Steam Machine le falta potencia para lo que pretenden, que las gafas no llevan lo último en hardware o que las VR ya pasaron de moda. A todos ellos les diría con vehemencia que los árboles no les dejan ver el bosque. O símplemente, que no son el público objetivo de este hardware, sin más, lo que no significa que sea nada malo. Lo que Valve pretende con esto no es sacar lo último de lo último, ni productos para una élite a costa de un precio que pocos podrán pagar. Lo que Valve pretende es que su hardware sea competente, asequible, abierto y que sirva de base y referencia para los desarrolladores, precísamente por que necesita consolidar su ecosistema. Poder ser para todos. Triunfar para una mayoría en definitiva. Además, es posible que como sucedió con la Steam Deck otros fabricantes se animen a lanzar sus própias Steam Machines con especificaciones que contenten a los más entusiastas.
También habrá quien opine que los linuxeros nos estamos atando a Valve con una dependencia casi absoluta. Pero también es cierto que sin esta dependencia jamás en la vida hubiéramos llegado hasta aquí. Valve ha sido, y sigue siendo crucial para el desarrollo del videojuego en Linux, y con su compromiso para con nuestro sistema consiguió lo imposible: romper el círculo vicioso en el que estábamos inmersos en cuestión de videojuegos. Aún así, el triunfo de Valve en este aspecto solo nos podrá beneficiar en el futuro; Con más usuarios vendrán más desarrollos, con más desarrollos más atención al ecosistema convirtiendo el antíguo circulo vicioso en el nuevo círculo virtuoso que tanto hemos deseado… y ¿quién sabe si gracias a esto en el futuro veremos un resurgimiento del desarrollo nativo para Linux?. Todo se verá.
Desde mi punto de vista, ha llegado el momento que los linuxeros tanto hemos estado esperando. Algunos más de una década. Este momento ha de suponer un antes y un después en el juego bajo GNU/Linux, y ha de ser el primer paso de otros muchos que han de venir si queremos realmente consolidar un ecosistema libre y abierto, fuera de las “vallas” que otros han querido imponer. El juego en Linux está en un momento dulce, vibrante. Disfrutémoslo. El futuro ya está aquí.

